Es una leyenda chilena de la ciudad de Concepción, Región del Biobío.
Enmarcada a finales del siglo XVIII,y teniendo como protagonistas a tres hermanas penquistas que solían lavar juntas la ropa en una laguna cercana a su casa, cuenta la leyenda que un forastero, que había llegado a hospedarse a la casa donde vivían las tres con su padre, se habría enamorado de ellas, y cada una le habría correspondido su amor en secreto.
En la duda de no saber a cuál elegir, el forastero las habría citado a la laguna en la Noche de San Juan. Desde un bote, al ver el reflejo de una de ellas, le habría gritado «¡ Pascuala ! ¡ Pascuala ! ¡ Pascuala !», y cada una, al creer que se trataba de ella, habría acudido a su llamado, ahogándose en las aguas. Desde entonces, cada Noche de San Juan se dice que aparece un bote desde el cual se escucha una voz angustiada llamando a las hermanas.